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¿Podría una máquina dictar clase?
¿Podría una máquina dictar clase?
La posible omnipresencia de las máquinas inteligentes en un futuro cercano también puede afectar a las aulas de clase. ¿Seremos educados en el futuro por robots?
Enla actualidad, los efectos de la inteligencia artificial (IA) en la cultura, la sociedad, la guerra y la economía son un tema predominante en estudios académicos de todo tipo y una ansiedad lo suficientemente explorada del mundo contemporáneo. De hecho, los productos culturales en torno al tema (películas, libros, rutinas cómicas) acerca de la inteligencia artificial son copiosos en nuestra era. El impacto de una película como Terminator tiene que ver con esta ansiedad en torno a las máquinas en nuestros tiempos. Una máquina aliada de los humanos se enfrenta a otra que en el futuro planea la estructuración de un sistema tecnocrático extremo: las máquinas dominan todo el sistema socioeconómico y exterminar seres humanos subyugados.
Una referencia quizás más concreta en cuanto a este tema es el capítulo “Los robots sexuales han llegado”, de la serie Follow This de la plataforma Netflix. En el capítulo se examina la boyante y novedosa industria de los robots sexuales, y su impacto en la psicología y el mercado. En síntesis, lo que parece venir en el futuro es un crecimiento a gran escala de la innovación y el mercado de la inteligencia artificial: existirán robots de servicio para cualquier tarea que nos imaginemos, desde la conducción de vehículos hasta el sexo, y en una charla TED llamada “No le teman a la superinteligencia AI”, Grady Booch minimiza el tema diciendo que los miedos en torno a la inteligencia artificial son más temas atractivos de películas que verdaderos fenómenos a los que nos podamos enfrentar en el futuro.
Asunto de miedo o no, las inteligencias artificiales también son un tema de la pedagogía en tiempos de virtualidad en las aulas o de aulas virtuales. ¿Cómo se puede implementar la inteligencia artificial en las aulas? ¿Puede un robot apasionar a un alumno por la historia, por ejemplo, o serán meras herramientas para organizar currículos? ¿Serán más las desventajas que los beneficios de implementar sistemas de inteligencia artificial en los diversos sistemas educativos?
Por ejemplo, y según el portal Statista, un 45% de los encuestados en India consideran que la inteligencia artificial impactará sobremanera los sistemas educativos, y, de facto, para 2018, el mercado japonés de e-learning valía 207,1 mil millones de yenes (unos 1,9 mil millones de dólares estadounidenses), y se prevé que ese mercado estará fuertemente centrado en la inteligencia artificial en el futuro.
¿Pero, cómo podría ser una clase dictada por una inteligencia artificial? Un estudio de la Universidad de Stanford nos habla de cinco maneras en la que la inteligencia artificial podría (y, de hecho, puede) entrar a formar parte de las aulas: entornos virtuales, es decir, mundos generados por computadora que permitirían vivir experiencias pasadas o imaginadas; robótica educativo, es decir la construcción en el aula de robots; los sistemas de tutoría inteligente, es decir, el uso de inteligencias artificiales para dictar clases o para tutoriar a grupos de alumnos; la masificación de los MOOC como sistema integral de enseñanza; y el análisis y la medición computarizada de los rendimientos y los saberes de los estudiantes.
Por supuesto, en medio de la Tercera Revolución Industrial, podría ser difícil para nosotros saber cuáles serán las consecuencias del uso de estas tecnologías. Sin embargo, y más allá de que una máquina no pueda enseñar con pasión ciertos temas que lo requieren, lo cierto es que los cambios administrativos y las dinámicas económicas de los colegios y las universidades se verían afectadas por cambios tan drásticos. Hoy, por más novedoso que se perciba, sería ingenuo pensar que el ingreso de inteligencias artificiales a la educación no sería garantía para que millones de profesores y tutores quedaran desprotegidos e incluso desempleados. La precarización laboral producto del ingreso de las máquinas a los ambientes virtuales de aprendizaje sería un paso que quizás sea mejor postergar o pensar de manera más detenida.
Por ejemplo, una máquina puede servir como asistente de un profesor o como garante técnico de que en las aulas virtuales funcionen de manera correcta, pero es probable que un profesor-máquina sea el sello de la precarización laboral de millones de profesores.